sábado, 27 de octubre de 2007

¿QUÉ PASA SI ELIGES IR DESCALZO POR LA VIDA?

Este post pretende obtener respuestas de aquellos que lo leáis. La pregunta me ha surgido tras leer el post en un interesantísimo blog que me he encontrado en este mundo blogger hace tan sólo una semana, yavecespiensoque.blogspot.com. Su autor es Oscar Edú, seguramente alguno de vosotros lo conoceréis porque interpreta uno de los personajes de la serie televisiva Planta 25 que emiten muchos de los canales autonómicos. Aunque yo confieso que no conocía su trabajo, es un hombre que ha sido modelo, bailarin, coreógrafo, guionista, compositor y cantante, !Ahí es nada! Junto a su faceta profesional, he podido comprobar en su blog que es además alguien que utiliza el "coco", muy poco habitual en los tiempos que corren. Bueno, la cuestión es que os ofrezco un fragmento de uno de sus post que me ha llamado mucho la atención:

"Siempre he creído que el amor es como los zapatos.Primero los ves allí, en el escaparte, y piensas: "Qué bonitos son!", o " me vendrían muy bien", o "creo que son lo que andaba buscando"... Y te los compras porque te gustan y apuestas por ellos. Sin embargo, una vez en casa, puede que pasen una de estas tres cosas:


1.- Te van a la perfección, son preciosos, se ajustan a tus necesidades y además son cómodos y a todo el mundo les gusta. Se convierten en tus zapatos preferidos.


2.- Los primeros días van bien pero, al poco empiezan a dolerte, te hacen heridas y te molestan mucho pero, como son lo que has elegido y lo que andabas buscando y además tienes mucho sentido del sacrificio, decides aguantar. Y al final la recompensa; consigues que se adapten a la perfección a ti y se convierten en tus zapatos preferidos.


3.- No hay forma de aguantar eso. Te duelen cada vez que te los pones, te hacen heridas y te sangra. Tristemente te das cuenta que por mucho que te gusten no son para tus pies. Pero aún así les das una oportunidad, con mil tiritas y después de llevarlos al zapatero, pero nada. Sabes que no son para ti y, con dolor y melancolía los guardas, quizá con el tiempo... De momento esos, tus zapatos preferidos, no te los puedes poner."



No me lo podía creer cuando lo estaba leyendo, es una comparación fantástica pero a mí se me abrieron muchos interrogantes. ¿Qué ocurre con aquellos que voluntariamente hemos elegido caminar por la vida sin zapatos, tras comprobar que no estabamos hechos para llevarlos? ¿Por qué te encuentras con esa familiar que siempre te pregunta cuándo vas a comprarte unos zapatos? ¿O esos amigos siempre dispuestos a llevarte de compras por zapaterías? En fin, ir descalzo por la vida tiene sus ventajas e inconvenientes, no negaré que en ocasiones uno camina por calles empedradas y desearía haberse comprado algo cómodo para ponerse en los pies, pero en la mayor parte de ocasiones, es como si uno caminase por la fina arena de una playa que logra dejarte los pies relajados. Y además no es ninguna tristeza, uno ha elegido ir por la vida así ¿por qué a la gente le resulta triste leer estas cosas?. Confieso que en ocasiones, se me van los ojos a un escaparate de zapatos pero miro mis pies desnudos, veo su libertad de movimientos y pienso "quizás algún día pero ahora NO". Otras veces me pruebo unos zapatos una noche, sabiendo que es una ocasión fugaz y que al día siguiente, volveré a andar descalzo. Esto lo único que demuestra es que soy humano y en ocasiones, necesito una pequeña ilusión, aunque sepa de antemano que es breve y fugaz. Pero no me siento triste, me siento tranquilo y feliz conmigo mismo, siento que controlo mi destino y puedo elegir un modelo de zapatos o no llevar ninguno.

No me enrrollo más, gracias a todos por la paciencia ante mis testamentos en forma de post. Un abrazo

10 tus aportaciones:

Anónimo dijo...

Asi que sin zapatos, jeje, seguro tienes q tener ya callo en los pies.
Para volverte a poner zapatos tendras q ir a un podologo antes ah que te quiten todas esas durezas.
Un besote. Xavi.

HADEX dijo...

Naturalmente es totalmente legítimo caminar descalzo, si con ello te sientes realizado, feliz. No creo que sea necesario, vitalmente necesario, comprarse unos. La gente, ya sabes cómo es....a todo el mundo le encanta decir lo que tenemos y debemos hacer.
Yo llevo zapatos, hace diez años, digamos que llevo unos deportivos cómodos, comodísimos que me hacen sentirme maravillosamente bien. No siempre se tiene mala suerte con la compra, ja ja ja. Millón de besos, Javi.

Anónimo dijo...

Mi opinión la sabes pero la doy aquí para que tus contactos la sepan y a ver que opininan. Yo voy descalzo hoy por hoy, pero reconozco que me encanta ponerme zapatos de tacón de esos que duelen y te hacen herida, que son preciosos pero duelen.
Porque me siento más seguro de mi mismo, teniendo pareja me lleno más, vale que sin pareja tienes mucha libertad, pero yo necesito mucho cariño y una pareja te da seguridad o al menos a mí, el estar enamorado y ser correspondido es muy bonito. Lo que pasa es que es difícil encontrar zapatos que te gusten y se adapten aunque te duela.

Anónimo dijo...

Todos tenéis vuestra parte de razón, pero a veces debemos pensar en que somos nosotros los que debemos adaptar nuestros pies a los zapatos, y no encontrar el zapato perfecto que nos sienta como un guante.
Y, de todos modos, siempre es mejor ir de compras cuando te apetece, no cuando lo necesitas!Porque si lo necesitas, casi seguro que por desesperación acabarás comprándote algo que te gusta en un principio pero que luego te das cuenta de que son los zapatos más feos del mundo y, encima, te hacen daño.
Mejor ir descalzo? Sí,por qué no? El poder está siempre en elegir cómo quieres vivir. Es cierto que tenemos que vivir en sociedad, pero no sentirnos obligados a ser ovejas que siguen a un rebaño.
En fin, no sé si te servirá de mucho mi opinión, pero me ha hecho mucha gracia la analogía, por eso me apunto!
Hasta la próxima!
Un besote!!!!

Anónimo dijo...

“¿Qué ocurre con aquellos que voluntariamente hemos elegido caminar por la vida sin zapatos, tras comprobar que no estábamos hechos para llevarlos?”, te preguntas Javier.
Y yo te interrogo, con tu permiso y el mayor de mis respetos, que te presento: ¿Cómo has comprobado, ya, que no estás hecho para llevarlos? ¿Por qué puedes afirmarlo con la seguridad y la rotundidad de la que parece, haces gala, Javier? Se me antoja esta apreciación tuya, “no estábamos hechos para llevarlos” en cierto modo, determinista. ¿Acaso te has determinado y terminado, ya?
¿Tu vida ya está agotada?¿Y las sorpresas?¿Tu lugar para la novedad, Javier?¿Está?¿Qué es?
¿Opinas que es mejor, o quizá más cómodo seguir recorriendo un camino que por ya conocido, prefieres?¿No le daremos la oportunidad a nuestra existencia para atrevernos con otros caminos?¿Ya está? Como en una eyaculación precoz...
¿Y el recorrido?
Opino que los zapatos los llevamos puestos, todos y todas, sin exclusión de ninguna clase. Nadie va desnudo, salvo cuando se contempla en el espejo. Y aún así, la imagen nos acompaña, desde nuestra identidad. Y es difícil verse sin el reflejo de otro. Me parece. Va en la senda de la alianza.
¿Hay alguien verdaderamente solo, desde el principio de nuestro tiempo y hasta que la muerte nos separe?
Es ser.
Con afecto, pregunto. También para mí. Ahí empiezo.
Gracias por la compañía.

Fdo: Sucette.

javier peña dijo...

En primer lugar gracias a todos por vuestros coments. Xavi, tienes razónm quizas deberé visitar un podólogo si se diera el caso.Hadex, me alegro muchísimo de que tú hayas encontrado esos zapatos cómodos que en realidad nos gustaría a todos. Enric, fijo que tú algún día tendras tus zapatos, quizás solo debas cambiar la sección de búsqueda jejeje. Paula, precisamente lo que tú comentas resúme perfectamente el sentido de mi post.

Y sucette de ment, para tí necesitaría casi otro post, simplemente decirte que yo no he dicho que nunca jamás tendré zapatos, sólo digo que hasta ahora la experiencia me ha demostrado que no estoy hecho para llevarlos. Lo que digo es que la sociedad te mira como un bicho raro cuando decides no llevar zapatos, porque amigo o amiga, sí hay gente sin zapatos, quizás demasiada, incluso algunos van sin ellos aunque crean haberlos comprado. Yo sigo mi senda y como digo en el post, no descarto algún día volverme a calzar pero de momento, y desde hace ya muuucho tiempo, mi opción es llevar los pies desnudos.

Anónimo dijo...

Estimado Javier:
Agradezco tu respuesta y me gustaría leer ese post que necesitarías para contestarme. Creo que sería muy interesarte seguir tus palabras, y conocernos aún más. Me parece que, en cierto modo, es un objetivo que compartimos quienes empezamos este viaje a tu lado, libremente. Mas tú eliges; y yo lo respeto. Me gusta que sea así, como tú deseas.

Me refiero a los “calzados culturales”. En la vía que cito y recorremos todos con todas, las unas con los otros, nadie va descalzo. Y tú, Javier, lo señalas: “la sociedad te mira como un bicho raro cuando decides no llevar zapatos”. Es el ojo del más allá, más de uno.
Espacial, temporal, históricamente, opino, nos cubren de arriba abajo desde el mismo momento en el que nacemos. Ya nos vienen dados algunos trajes. Y nos cortan según ese patrón. Aquí y ahora. En ningún otro lugar, ni en otro momento. Si navegáramos, con curiosidad, hallaríamos otros modos femeninos y masculinos en las líneas de las manos con las que creamos nuestros artefactos.

Pregunto: ¿Qué animal se viste por los pies? Naturalmente..., la
la respuesta no es “¡Ay torito guapo, tiene botines y no va descalzo”. Porque piensa, porque elige, porque siente.

Me agrada la caricia de la mirada que traes hoy.
Fdo: Sucette.

javier peña dijo...

Hola Sucette de Ment. En primer lugar, supongo que esa mirada a la que te refieres es en sentido figurado y no literal porque lo cierto es que yo no sé nada de ti y uno puede pensar que te tengo cerca fisicamente pero creo recordar que en otro comment decias que no me conocías.
En cualquier caso, el calzado cultural al que te refieres, te recuerdo que ha sido adquirido con el tiempo. El hombre en sus inicios en este planeta no llevó calzado y vestimenta, fueron costumbres que fuimos adquiriendo con el tiempo. Por eso, a mi no me gusta que nuestra cultura nos imponga ciertos elementos porque como bien sabes, nacemos desnudos y luego es la sociedad la que nos "viste" pero amig@, ¿nos tenemos que resignar a todo lo que nos viene ya dado? ¿no es bueno plantearse las cosas por muy consolidadas que estén? Yo creo que tendemos a ser demasiado conformistas y nos imponen un falso ideal en muchos aspectos, en este del calzado, objeto del post, también. Por eso insisto yo no digo que algún día no tenga unos bonitos y cómodos zapatos, lo que digo es que no es obligatorio y que no pasaría nada si terminase mis días así, tengo otras cosas que me pueden llenar tanto o más.
Yo creo que lo único bueno que puede tener la pobreza es que uno se conforma y aprende a ser feliz con lo que tiene, no ansía mundos idílicos.
Por lo demás, te agradezco que me acompañes en este camino aunque confieso mi curiosidad por saber quien eres.

Anónimo dijo...

Antes de nada perdona el retraso, pero no paro...
Me ha parecido muy bueno el post, y tienes razón en todo. Éste es uno de esos debates de los que no pararíamos de debatir y de encontrar similes, verdad?
Muchas gracias por citarme y por ser tan halagador con mi trabajo, gracias de veras, solo el que es grande ve la grandeza en los demás.
Un beso.
óscaredú

gadi dijo...

Qué gran reflexión, Javier. Mis felicitaciones sinceras.

Yo creo que todo el mundo deberíamos buscar los zapatos que nos resulten más cómodos para así poder seguir teniendo parte de esa libertad que teníamos yendo descalzos. No tengo mucha experiencia, pero creo que es así.

Poco más puedo decir. Gracias por deleitarnos con estas entradas.