miércoles, 17 de diciembre de 2008

CUANDO UNO NO LOGRA CONTROLAR A SU MENTE

Hola familia. Ya sé que hace tiempo os tengo un poco abandonados, como alguien cariñosamente me dice en un comentario. La verdad es que nunca había pasado tanto tiempo sin escribir desde que estrené este blog y quizás tenga algun misteriosa explicación.

Lo cierto es que yo siempre he creído ser una persona bastante fuerte, de esas que decimos que tienen las espaldas anchas para afrontar cualquier cosa que le depare el destino. A pesar de mi carácter nervioso, he procurado guardar la calma en las situaciones más comprometidas y controlar mis sentimientos cuando ha sido necesario.

Hasta ahora siempre era así. He tendido a controlarlo todo, a controlar mis sentimientos, mis pensamientos, mis actuaciones para bien o para mal. Uno se siente poderoso cuando es capaz de ser dueño de sus actos , de sus decisiones y poco menos que se enfrenta a cualquier obstáculo que le pongan en el camino por grande que sea.

Sin embargo, he descubierto en los últimos días que no siempre es así. Hay ocasiones en las que tu mente, tu cuerpo se rebelan, te trasladan el mensaje de que no controlas absolutamente todo. Lo hace además de forma súbita, sin avisar, dejando claro inmediatamente quién manda realmente en tu destino.

Es ese momento en el que uno se siente frágil como nunca, casi como cuando de niño dependía tan sólo de los cuidados de sus padres. Uno siente que el organismo funciona por sí mismo, que uno no puede hacer nada por evitar que sufra, por impedir que la mente traslade órdenes que tú nunca hubieras deseado tomar. En ese momento, pesa el desconcierto, la desorientación, la incertidumbre y el desasosiego.

La pregunta que queda ahora es ¿podré volver a meter en cintura a mi mente y a mi cuerpo? Espero que sí pero nunca se sabe. Un abrazo a todos que son gratis

4 tus aportaciones:

Manuel Fernandez (Danti76) dijo...

Hola Javi.
Te paso unas pequeñas y quizás absurdas reflexiones que medio copie y adapte hace unos meses, a mi me ayudaron y aun me ayudan a mirar hacia el futuro, quizás no se adapten a tu actual situación pero yo al menos siempre intento adaptarlas un poco a mi problemas, hoy por cierto bastante resueltos.
¿Que nos hace humanos?, ¿El poder pensar?
¿El poder sentir pena y dolor? ¿Tal vez?
¿El poder reír? eso espero.
Podemos sufrir y reír, conocemos un pasado y un presente y en cierto modo, un futuro (de verdad lo creéis).
Pero pienso que lo que realmente nos hace humanos es confiar en que sabemos lo suficiente para creer que sabemos a dónde vamos.
La mayoría de las personas cuando tenemos miedo a algo nuevo, lo que más queremos es que desaparezca, queremos intentar que nuestras vidas vuelvan a ser como antes de descubrir que teniamos ese miedo.
Entonces como locos intentamos levantar un muro y vivir nuestra antigua vida detrás de él, pero sin damos cuenta que nuestra vida ya no será como era antes de tener ese miedo, ahora viviremos una nueva vida, si, pero rodeada por un muro.
La elección correcta no es querer volver a cómo eran las cosas antes, nuestra elección es escondernos tras el muro o elegir tirar hacia adelante e ir al fondo de aquello que nos da miedo y ponerle solución.
Pero pienso que todo cambia, y mañana, aquello por lo que luchamos hoy no será más que un recuerdo sin importancia en nuestra memoria, como todo lo que ya ha paso, por tanto dejemos de perder la vida en miedos y luchas absurdas y usemos esas fuerzas para enfrentarnos a lo desconocido.
Como la mayoría de las personas siempre me gusto pensar que tenia cierto control sobre mi pequeña vida, y muchas veces me engañe pensando que era yo quien estaba al mando de la misma. Pero entonces siempre ocurria algo que me recordaba que el mundo funciona con sus propias reglas, y no con las mias. Que yo sólo estoy de paso y que como el resto de mortales estaré al borde del abismo, a todas horas, y todos los días, un abismo por el que quizás caeré; pero la elección no es esa, la elección es si quiero caer pataleando y chillando, o si quiero abrir los ojos y el corazón a lo que sucederá cuando empiece a caer.
Pienso que hacer para salir del remolino que nos engulle en ocasiones, tenemos que arriesgarnos a entrar en lo desconocido y casi siempre la mejor forma de entrar en lo desconocido es dando pasos conocidos, pasos pequeños, hacer cosas corrientes para enfrentarnos a algo que no es nada corriente o conocido.
Creo que en la vida siempre vamos hacia un sitio nuevo, sin parar. Y las cosas corrientes nos permiten fingir que no entramos en territorio desconocido, das esos pasos pequeños y conocidos, intentando ser sincero, no vivir como si nada hubiera pasado, pero sabiendo que tenemos que seguir con nuestras vidas y no quedarnos encerrados detrás del muro.
A veces pienso en mi vida como si me subiera a una montaña rusa, hay altos y bajos, grandes sustos, subidas lentas y sitios en los que se nivela.
Pero también sé que la única diferencia con la montaña rusa, es que cada vez que se para, me bajo en un sitio completamente distinto a donde me subí, así que hay que ser inteligente y saber aprovechar esas nuevas oportunidades y no dejarlas pasar, porque si no creo que estamos perdiendo la vida con ello.
Perdona si te di mucho rollo.
Un abrazo muy fuerte y te envió toda mi energía para que pronto podamos leer que estas al 100x100.
Manel

Anónimo dijo...

Hola Javier.
La mayoría de los cambios que experimentamos en la vida, y más cuando esos cambios lo vivimos en forma de espectador, esto es, que pasan sin decidirlo directamente tú, implica un dolor moral.
Pero tengo una buena noticia para tí: aunque ahora no lo sepas, ésto que estás viviendo será una lección de aprendizaje que no olvidarás en tu vida.
Hay momentos en los que podemos controlar nuestra vida y otros, en los que la única salida es caer para volver a levantarse. No se puede controlar todo. Somos muy fuertes y a la vez muy frágiles, esa es la condición que nos hace humanos.
Aunque añoremos una mano que nos empuje y nos levante, en el fondo sabemos que el impulso se encuentra dentro de nosotros. Y no hay que tener prisa, pues tarde o temprano aparecerá. Y todo volverá a ser igual que antes, sólo que tendremos una experiencia más, la de saber que tenemos una fuerza que ni imaginábamos.
No debemos ser tan exigentes con nosotros mismos, debemos saber estar bien y de echo es lo que perseguimos, pero también hay que respetarse a uno mismo cuando se está mal. Todo pasa. Date tiempo.
Y piensa también en los que disfrutamos leyéndote, y el don que tienes para transmitir. Eso es mucho.
No me enrollo más. Te deseo una ilusión.
Abrazos.

Anónimo dijo...

javi, te mando un abrazo, se aproximan las fiestas y aunque nos encontremos en momen tos complicados, paro futuro incierto etc. quiero mandarte un abrazo y mi deseo que el proximo año nos depare a todos la mejoria en tdo aspecto.y que siempre tengamos la posibilidad de buscar alternativas a todo esto para poder pasar lo mejor posible..raul.s. feliz año a todos

L.V. dijo...

a principios de este año pasé un período bastante difícil,
con la muerte de mi padre y a continuación un cáncer de mi madre.

por mucho que las fuerzas me fallaran intenté tirar del carro,
animar y seguir lo imposible,
luchar por mi madre,
por mis hermanos,
porque mi padre así lo habría hecho.

fue un período muy complicado y tras él, cuando las cosas empezaron a encauzarse (si puede decirse que volvían a la normalidad, cosa que no creo) y los demás recuperaban fuerzas me hundí.

en ese tiempo había visto la vulnerabilidad del hombre, la enfermedad, la muerte, y yo, que creía que podía controlar todo, que tenía esa tonta idea de invulnerabilidad (espero que entiendas a que me refiero) vi como el suelo se deshacía, se desmoronaba y me caí.

intenté negar esa realidad, hacer como que no pasaba nada, pero llegó un momento en el que me dieron unas crisis de ansiedad fuertes.
sabía lo que me pasaba, pero no podía controlarlo.

fui al médico, me recetaron unos medicamentos y cuando vi que eran tranquilizantes y antidepresivos ni pasé por la farmacia.

me paré y pensé que era mejor afrontar la realidad,
ir poco a poco,
tomar el pulso de nuevo a las cosas, sin prisa pero sin pausa.

mi padre fue un ejemplo en todo momento de la vida, por su trabajo, su esfuerzo, su constante superación en los momentos malos y sobre todo por su dignidad en los últimos momentos.
ahora es lo que me queda, y es mucho más de lo que podía pensar.

no es fácil volver y
rehacer las cosas,
hay muchos recuerdos, estas fechas no son buenas (nunca me han gustado y ahora son más difíciles).

también hay procesos de nuestro cuerpo que no son fáciles de controlar,
pero creo que el esfuerzo de una persona,
el afán de superación de lo malo,
o el camino que cada uno tiene que recorrer en su vida,
son motivos para tener esperanza,
motivos por los que luchar,
motivos por los que salir adelante.