He pasado todo el fin de semana tranquilo, viendo fútbol, alguna película de esas de llorar y como no, practicando mi deporte favorito últimamente:Pensar. Estos días estoy más melancólico de lo habitual, por lo general yo no suelo ser así, soy mas bien alegre y sobre todo, muy fuerte anímicamente para aguantar los golpes de la vida cuando éstos se producen.
La cuestión está en que este fin de semana me llegué a plantear la posibilidad de hacer una locura. ¿De qué se trataba? Con las ganas que tengo de salir huyendo de mi propia vida, se me pasó por la cabeza coger un avión e irme fuera de España, aunque fuesen sólo un par de días. Mi mente fabricó la excusa perfecta, quizás podría visitar a algún amigo por sorpresa, todo ello tratando de molestarle lo menos posible, claro. Todo eso quedaba muy bonito fabricado por mi mente pero claro, el mensaje llegó a esa parte del cerebro que nos convierte en seres racionales y todo quedó en nada. A veces la inseguridad tiene estas cosas, te empiezas a plantear ¿quizás no le haga ni pizca de gracia verme? ¿quizás tiene otros planes para el fin de semana y yo me convierto en una carga pesada? o peor, a lo mejor me quedó más sólo que la una en una ciudad en la que apenas conozco gente porque no me hace caso.
En realidad, escribo esto porque he recordado una bonita historia que hace años me contó un viejo amigo. Es muy sencilla de explicar. Prácticamente era un jovencito imberbe cuando conoció a alguien y se enamoró perdidamente de él. Su nuevo amor tuvo que alejarse pero antes de marchar, le propuso que dos meses más tarde, se presentara un 25 de octubre a las 5 de la tarde en la puerta de un café de Venecia. Mi amigo que vivía en una ciudad española, pensó que no iba en serio y no acudió a la cita. El 30 de octubre recibió una carta en su casa y decía algo así "Te escribo desde la puerta de la cafetería de Venecia en la que te cité. Lamento muchísimo que no acudieses. Veo que no me amabas lo suficiente o quizás no eras lo suficientemente soñador. Espero que tengas una bonita vida".
Mi amigo no volvió a saber nada de esa persona y ha pasado toda la vida lamentando no haber acudido a la cita. Aunque el tren del amor volvió a pasar para quedarse definitivamente en su vida, siempre se ha preguntado qué hubiera pasado de haber viajado de España a Venecia. A mí siempre me impactó esa historia porque quizás me gustaría que alguien, alguna vez, me citase en algún lugar lejano, hacer una pequeña locura de esas. Ya veis, aunque suelo ir de duro normalmente, en el fondo soy un blandengue soñador.
¿Os preguntareis qué relación tiene una historia con otra? Poca cosa pero este domingo me pregunto qué hubiera pasado si yo este fin de semana hubiera tomado ese avión. No lo sé y nunca lo sabré, tampoco es lo mismo que la historia de mi amigo pero uno jamás sabe si alguna de esas locuras le pueden cambiar completamente la vida. Un abrazo, como siempre
lunes, 24 de septiembre de 2007
LA CITA QUE NUNCA LLEGÓ
Publicado por javier peña en 1:52
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12 tus aportaciones:
Cuántas oportunidades perdemos.
Totalmente de acuerdo contigo en lo de la infidelidad. Nos queda tanto por madurar en esos temas.
en realidad, el post no se refiere a la infidelidad, mas bien a las oportunidades perdidas, a los trenes que dejamos pasar, muy a nuestro pesar en ocasiones
Gracias por el comentario, porque supongo que no dispones de mucho tiempo. Te oigo en la radio por las noches. Soy camionero (aunque estudié psicología) y admiro tu "equilibrio razonativo", que todos deberíamos intentar tener.
Lo de la infidelidad no iba por el texto de la cita, sino por lo que dijiste hace unos días en la radio y nadie estuvo de acuerdo. Yo pongo un ejemplo parecido al tuyo: si te acuestas con una desconocida después de beber un poco, ¿qué importancia tiene un roce más o menos? Lo que deberíamos mirar es si nuestra pareja nos sigue queriendo o ha sido sólo sexo. Lo que de verdad duele es la traición sentimental, que ya no te quieran como antes, que lo haga a escondidas y todos lo sepan menos tú,...
Imaginemos una pareja que se quieren mucho pero que viven muy lejos, se comunican todos los días pero no pueden satisfacer su apetito sexual más que con otros. Lo lógico en una persona madura es que negocien: démonos libertad sexual pero con sinceridad, es decir, que si llegamos alguno a enamorarnos de otro nos lo contaríamos y re-negociarámos nuestra relación, sin altercados infantiloides.
Bueno; tengo que coger el camión; sobre las 2 y cuarto te escucharé; espero seguir comentando muchas cosas contigo; en casi todas ideas coincido contigo; me pasa igual con Rosa Montero, ¿has leído alguna de sus columnas?. Te las recomiendo.
En verano hiciste un programa para grabarlo y conservarlo toda la vida, o sea histórico.
Hasta dentro de tres horas.
Habéis hablado de taxistas en el programa. Resulta que hace años, por mediados de los 90, estuve unas temporadas en Madrid de taxista, y me sorprendió la falta de honradez y educación de muchos "compañeros", que sólo se movían por avaricia.
Es posible que no tengan queja de ellos los señores que,`por ejemplo, van con maletín; es posible que vayan al aeropuerto y ese es buen destino y rápidamente se hace "buena caja". Los más caraduras iban directamente a coger pasajeros a internacional (es evidente por qué). Que le pregunten a las señoras que van con bolsas del supermercado a ver qué opinan de los taxistas. Muchas entraban en mi taxi con miedo pidiéndome por favor que las llevara allí cerca porque estaban mal de una pierna, por ejemplo. Yo les decía que para eso estaba yo, y me decían que casi todos taxistas les echaban la bronca "por ir cerca" y darles poco a ganar. Es como si yo voy al quiosco y me echan la bronca por comprar un chicle cuando debería comprarles 100 kilos de periódicos. Yo les decía que estamos para todo tipo de trayectos y que denunciaran.
Pero lo más alucinante es que consigan ponerse todos los taxistas de acuerdo sin hablar. Es curioso el asunto, lo que hace la avaricia. Resulta que un día estaba yo en una parada de la zona norte y monta un señor que quiere ir a Algete (creo recordar). Pongo el cuentakilómetros parcial y al poco rato me dice que se me ha olvidado poner el taxímetro. Le digo que a partir de ciertos kilómetros se cobra por kilómetro, no por taxímetro (no sé si habrán cambiado las cosas ahora). Debió pensar que lo quería engañar y le dije que mirara el papel de las tarifas y que le iba a salir más barato que por taxímetro. Le pregunté que si había hecho ese trayecto más veces y dijo que todos los viernes. Le pregunté que por cuanto le salía, y dijo que siempre le ponían el taxímetro y que le venían cobrando cerca de 6.000 pesetas. Le dije que yo le iba a cobrar unas 3.000, ya que serían unos 30 kilómetros de ida más otros 30 de vuelta a unas 50 pesetas saldrían unas 3.000. Alucinaba. Yo también. ¿Cómo se habían puesto todos los taxistas de acuerdo en incumplir la ley sin reunirse? Misterio. Tal vez el egoísmo haga milagros.
Vaya! QUé ilusión me ha hecho encontrar tu blog. Gracias por el verano que nos has hecho pasar a los insomnes ( a Rafa ya se lo he agradecido también). Os adoro a todos. Besitos.
Hola, joer, estas hecho un sentimental, no se si sera tu crisis, q te estas enamorando, o que necesitas precisamente eso enamorarte, en otro articulo dices que hace 4 años que no te enamoras, pues tira el muro, y deja pasar a alguien, con esa sensibilidad tienes muchos puntos ganados. Sabes que hace falta valor para poner estas cosas al alcance de cualquiera?? Un besote mozo. Xavi
gracias adela por tu comment, he intentado poner uno en tu blog pero no me permite el acceso y en cuanto a xavi, ya hemos hablado, pero eres mu mu mu majete
Ya, es que tengo cuenta pero todavía no me he decidido ha hacerme uno, ja ja. Me da un poco de pereza aunque me apetece mucho. Besitoss. Seguiré leyéndote y escuchándote. Besitossss.
Perdón por la extensión. Es que me he acordado de otro caso de pérdida de oportunidades que escuché hace ya varios años en la radio precisamente, y contado por uno de sus protagonistas: pongamos que era el chico, ya que no me acuerdo muy bien.
Resulta que se conocieron en una playa dos jóvenes madrileños e instantáneamente se enamoraron y pasaron 15 días de cine y de alucine. Cuando tuvieron que despedirse estaban completamente seguros de que su relación continuaría en Madrid. Se dijeron que se llamarían en cuanto llegaran. Cuando él llegó hizo la intención de llamar pero pensó que a lo mejor era un poco pronto, que tal vez ella no hubiera llegado. Esperó un poco. Pensaba que podía llamar ella en cualquier momento, pero pasaban las horas y no daba el teléfono ni ella señales de vida. Empezó a pensar cosas raras. ¿Y si sólo he sido un pasatiempos para ella?¿Y si tiene llena su vida sentimental?... Quería llamarla pero las dudas le podían. Esperaré más, pensó: si he significado algo para ella no tardará en llamar. Así fueron pasando los días, los meses,... No creo que fuera por la zona de Legazpi, pero no sé por qué tengo la sensación de que fue por ahí por donde se encontraron después de 3 ó 4 años. Preguntó él: "¿Por qué no me llamaste?" Preguntó ella: "¿Por qué no tú?" Explicó él sus dudas y ella le dijo que exactamente lo mismo le había pasado a ella.
Creo recordar que ya no re-iniciaron la relación. Habían cambiado las circustancias.
Me han gustado mucho los 2 comentarios tuyos en mi blog; por 2 motivos:
1. Por venir de alguien admirable.
2. Porque desde hace varios meses que empecé el blog nadie me había comentado nada. Pensé que tendría que hablar de sexo para poder leer alguna opinión.
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