sábado, 19 de enero de 2008

AMIGOS, HAY QUE VIVIR

Por razones varias,en los últimos días he vuelto a tener esa conversación tan común de lo corta que es la vida, de lo innecesariamente que a veces la malgastamos en tonterías, de lo poco que a veces disfrutamos de ella en este modo de vida tan acelerado que llevamos. Cuando uno menos se lo espera esto se acaba y al menos a mi me gustaría marcharme con la sensación de haber disfrutado al máximo y de haber sentido todas aquellas cosas buenas que hay a mi alrededor. Uno parece que tiene que recibir malas noticias de salud para valorar lo importante que es levantarse cada mañana, ver la luz del sol, respirar, observar la sonrisa de un niño, el calor del abrazo de un amigo, a tu familia razonablemente feliz. Siempre lo he oido comentar a quienes han pasado por una enfermedad grave, el resto parece que fuesemos a vivir eternamente y por desgracia no es así.

A veces, si tuvieramos presente ésto, no nos complicariamos tanto la vida, nos querríamos más entre todos y no iriamos solo a lo nuestro sin pensar en los que tenemos más próximos. No hace falta ser un vividor como dice la canción de Fernando Esteso que ilustra este post, pero tampoco como él dice "ser el rico del cementerio". Ya que llegamos al fin de semana, os sugiero que todos hagamos un sencillo ejercicio: limpiar nuestra mente de malos rollos, decirle a los más próximos lo mucho que les queremos y alguna actividad con la que demostrarnos a nosotros mismos lo importante que es vivir

4 tus aportaciones:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón, por eso yo vivo al máximo que puedo, yo soy de los que piensa mucho en el futuro, pero vivo el presente y esto hoy por hoy no está muy bien visto pero soy así. Pero que sería de nosotros si supieramos cuando vamos a morir? seríamos mas felices? aprovecharíamos mejor la vida? Un estudio EEUU nos dice que el 96% no lo quedría saber, pués yo les digo una cosa a ese 96% la vida es corta y hay que vivirla lo más intensa posible por eso lucha por tus metas y es ahí donde encontrarás la felicidad

Anónimo dijo...

Hola Javi!Una vez más tu post me ha recordado a una de esas cosillas que guardo yo por mis libretas perdidas...Aquí te la dejo, es una "Receta para vivir 100años", de Maitena:
"Amar, reírse mucho (sobre todo de uno mismo), comer poco (pero de todo), caminar siempre (y salir a pasear), tomar vino (con moderación), ir al médico (las veces necesarias), limpiar miedos, desechar prejuicios. Dejar a un lado celos y rencores, reservar al niño que hay en uno, cortar finamente con paciencia, batir con energía, saltear con coraje, añadir generosidad, amasar con las manos, llevar el deseo a punto de ebullición, rallar una pizca de locura, condimentar con vida interior, y perfumar con amigos. Ligar con trabajo y diversión, dejar reposar. Se puede acompañar con música y/o niños, decorar con humor y servir con alegría."
En fin, a mí me encanta, espero que a vosotros también!
Besos a todos y un abrazo para ti, Peña!

Sucette D´Ment. dijo...

Salut!:
Cuando la vida no me da la oportunidad de cumplir lo que más deseo, y eso, me lo lleva haciendo repetidamente, desde hace muchos años, lo que me gustaría es no desear nunca nada más, para no sufrir tanto. Porque querer duele, si no puede gozarse.
El discurrir de las horas, se convierte en semanas enteras, meses enteros, años enteros de sufrimiento continuo. Así llega un día en el que me doy cuenta de que a mi edad, aún no he vivido. Y tengo ganas de morirme. ¿Para qué seguir? Ése sería el eterno descanso, el fin del alarido para siempre.
Atravieso las paredes de este cuarto y veo cómo a otros les dan lo que yo anhelo. Me pregunto “¿por qué a mí no?” Maldita fortuna que se conjuró para que me robaran las palabras, los pasos, las caricias, los senos, los oídos, los pulmones, las entrañas vivas. Padezco tan dentro como si una fiera me arañara el alma, ahí donde está: a la izquierda. Es ese amar que gime: yo lo siento, profundo, hondo como el canto herido de un perdido.
Salgo a la calle, como hace un rato, y miro al cielo. Veo las estrellas que brillan en el firmamento, los niños montados en el tíovivo, los volantes del mar danzándole a la orilla. Recuerdo a esa mujer que esta mañana me ha indicado cuál es el autobús correcto; a quien me ha ayudado con el carrito en el supermercado ; al que habla desde otro lado del deseo y que al observar mi voz escribió: “Irradias vida”.
Pero no puedo dejar de llorar hoy, Javi, porque me han atado los pies y sólo puedo viajar por esta vía. Porque ansío acudir, y no puedo recorrer una larga distancia que me separa de cierto afán, que ya es necesidad.

Lo que sugerís, Enric y _Paula_ son hermosas impresiones, que valoro, creedme. Pero cuando la existencia me aflije, hasta que sabe a hiel, sólo puedo hacer una cosa: aguantar y recordarme; “también hay otras cosas”. Y llegar a una conclusión: “yo no soy lo que me pasa, ni este cuerpo que pena, ni siquiera soy lo que pienso, lo que tengo o no tengo. No soy ni mis emociones, ni mi voluntad, ni mi inteligencia, o mi memoria. Soy todo eso que hace posible lo que cuento y lo demás. No hay tiempo cierto; no hay límites para quien soy.” Sin embargo, pusieron medidas para nombrarnos y entre ellas, vivimos. Actúo, en principio, con algo más: me cuido.

Mientras llega el día, o no, del cumplimiento de mi espera, leo hoy “Las pequeñas memorias” de José Saramago y escucho a María Callas “O mio babbino caro”, “Vogliatemi bene”. Ella regresa, aleteando como una bella y frágil mariposa. ¡Qué linda!Bienaventurada.

Sí, he salido a pasear, aunque me entristece: lo que no imagináis.

Gracias por vuestra atención.
Gracias por vuestras palabras.
Gracias por vuestra presencia.
Gracias Javier Peña, por ponerle la vírgula en su sitio a mi apodo: “PáArriba”, así. Muy bien. Sucette D´Ment.
Y envío un saludo especial a mi perro, porque siempre está conmigo. Porque cuando me ve, como hoy, que lloro, me trae su muñeco y ladra para que juegue con ellos dos. ¡Voy!¡Qué escándalo arma!
Besos,
Fdo: Sucette D´Ment.

Eticaniano dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices en este post. Me parece precioso y te veo dotes de buen escritor de ensayos.
Precisamente acabo de pasar por un pequeño "bache de salud" que me ha hecho valorar aún más esas sencillas cosas que dices, como la sonrisa de un niño.
Siempre digo que la vida es ya de por sí suficientemente dura como para encima empeñarnos en fastidiarnos unos a otros constantemente, aunque no todo el mundo funciona así, claro: también hay gente maravillosa, pero como suelen ser discretos, no se les ve casi.
Lo del "rico del cementerio" me recuerda una pintada callejera: "Las cosas importantes no son cosas". Creo que lo que mejor puede llevarse uno a la tumba es la grata sensación de dejar en otros, buenos recuerdos sobre tu persona.
El que va sembrando cosas buenas por la vida, al final seguramente morirá contento. Pero "el que siembra vientos recoge tempestades" (y si esto lo recoge en los últimos años de la vida, será muy triste).