Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
Mario Benedetti, una vez más
jueves, 8 de noviembre de 2007
Publicado por javier peña en 23:22
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3 tus aportaciones:
"Sed de ti..."
Sed de ti me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta su vida se alza.
Ebria de sed, loca de sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, ser de raíces ávidas. (...)
(...) Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla.
Cómo poder no amarte si he de amarte por eso.
Si ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo.
Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.
Sed de ti, sed de ti, guirnalda atroz y dulce.
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.
Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos.
La boca tiene sed, para qué están tus besos.
El alma está incendiada de estas brasas que te aman.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.
De ser. Sed infinita. Sed que busca tu sed.
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego.
("Sed de ti". Autor: Pablo NERUDA)
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Hola Javier:
¿Todo bien?
Me alegra comprobar, una vez más, que reservas un delicado espacio para los amantes de los poetas.
Continúo leyendo cuanto publicas en tu blog. Ya charlaremos....
Besos para ti, y quien mira.
Fdo: Sucette D´Ment
Hola Sucette, gracias por tu poesía pero sigo esperando a que me respondas todo lo que te pregunto en anteriores comment. Muchos besos
Me encantan los besos, querido Javier, siempre y cuando yo los autorice; que andan por ahí muchos frescos, que aprovechando no sé que coyunturas corporales, sin permiso me besan, de repente. Pero ¡qué confianza se toman! ¿Dónde quedaron las normas de urbanidad y cortesía en las que es la mujer, y sólo ella, quien marca el paso, en este orden oportuno, cuando por poner un ejemplo, un hombre se le presenta?
Mas como imagino que tus ósculos galantes llegan bien intencionados, mi permiso para ti, queda así públicamente concedido, gustosamente, Javier Peña.
Respecto de tu espera, intentaré satisfacerte. Planificaré una tarea de reconocimiento, para ofrecer las pertinentes contestaciones. Aprecio tu invitación, con mi compromiso expreso.
Saludo afectuosamente a los presentes.
De mi mano, tímidamente:
Fdo: Sucette D´Ment.
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