martes, 28 de octubre de 2008

LA EMPATÍA

Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua que la empatía es la "Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro". Es una manera un tanto complicada de explicar que, detrás de esta palabra, se esconde esa habilidad que muy pocos tienen para ponerse en el lugar del otro. Yo soy el primero que acumula una ristra enorme de errores por no haber logrado adquirir esta habilidad y por eso, no quiero que se entienda este post como una crítica a otros, me la puedo aplicar a mí mismo en cualquier momento.

En mi experiencia, no sé si amplia o corta, he llegado a la conclusión de que no existe el blanco o el negro a la hora de valorar a un ser humano. El más "malo" del planeta siempre tendrá algún resquicio de bondad en su personalidad y seguro que tras una personalidad generosa, hallaremos debilidades, mezquindades y defectos gravísimos.

En otras ocasiones, un mismo ser humano se puede comportar de manera distinta ante una situación similar. Dependerá mucho de sus circunstancias, de su estado de ánimo, del tipo de estímulo que reciba del otro. En ese momento, y para analizar detalladamente sus actos, debería funcionar esa palabreja, la empatía. Si no se hace así, corremos el riesgo de alcanzar juicios poco ponderados y a veces, muy duros, especialmente por parte de aquellos que tienen un sentido de "la justicia" muy estricto. Quizás sea bueno, a veces, ponerse en la piel del otro y pensar qué razones le han llevado a actuar de esa manera. Un juicio sólo basado en los aspectos negativos de alguien nunca será justo, siempre habrá otros aspectos positivos que pueden quedar por el camino y que merezca la benevolencia en el caso de que "el reo" sea condenado.

Como siempre, esta es la teoría, supongo que todos nos la sabemos. Lo cierto es que llevarlo a la práctica es otra historia completamente distinta. Un abrazo a todos que son gratis

3 tus aportaciones:

Sucette D´Ment. dijo...

¡Hola Javier Peña!
¿Qué tal?
¡EMPATÍA!¡Qué interesante! Es un asunto sobre el que, como ya saben tus lectores, hablé no hace mucho tiempo, aquí mismo, en tu blog. Hoy me gustaría hacer un comentario respecto de una de las frases que escribes. Dices: “he llegado a la conclusión de que no existe el blanco o el negro a la hora de valorar a un ser humano”.
El punto sobre el que deseo centrarme es el siguiente: Opino que en muchos casos, la valoración que hacemos de los demás, tiene bastante de autoproyección inconsciente. Es decir, el modo en el que nos relacionamos con otras personas, tiene mucho que ver con la forma en la que cada uno se relaciona consigo mismo. Si una persona juzga a otra en “blanco y negro”, quizá también se concibe en la misma clave: sin matices. Explicado de otro modo: si alguien lleva como hábito una camiseta negra, negra total, a lo mejor le cuesta meterse en el pellejo de quien viste jerseys rosas fucsia a lo neón fosforito con dibujos de fresas, coyotes, chimpancés, jilgueros, pandas; besugos, acacias, cedros, plataneros, tomates, espárragos y demás fauna y flora. A éste último que describo, probablemente, le sucede lo mismo respecto del primero. Con lo cual, ya se encuentran en su mutuo desacuerdo... ¡Qué bonito! En fin, si eres un iluminado, no sigas leyendo; no te hace falta. Tú ya comprendes el arco- iris y sus ondas de color.
Continúo para todos los demás seres mortales. Y si estás muerto, no te preocupes; tampoco importa demasiado.
Me parece que tomar conciencia de quién es uno mismo se revela como una tarea necesaria para comprender a quienes nos rodean. ¿Cómo saber del dolor de otro, por ejemplo, si existe incapacidad para reconocer el propio dolor? Llevada al extremo la incapacidad que propongo en este ejemplo, aparecen el daño, el maltrato y el dolor de la víctima. Te aseguro, Javier Peña, que el maltratador se siente cargado de razones para golpear- física o psicológicamente- a otra persona. Quien maltrata actúa desde su propia Justicia; desde el orden que entiende y la medida que marca su escala de valores. Llegados a este punto, ya hablamos de agresiones; de violencia..., y de hasta dónde puede llegar alguien con serios problemas de identidad y falta de empatía.
Por supuesto, en el universo de las pasiones humanas, contamos con otros matices y otros colores. Para ilustrar por contraste y seguir en el ámbito afectivo-emocional, ¿qué decir de la alegría, del gozo de compartirla junto al que se ríe, con el que disfruta?. Y... la otra cara... La del que mira con envidia...: es el rostro de quien vive con tristeza la alegría ajena. Son, insisto, ejemplos de los que me sirvo para comentar el mundo de las relaciones interpersonales y la dinámica social. Aunque, además, y con esto ya termino, sea bueno plantearse cómo intervienen las necesidades de abastecimiento, de protección y de defensa para explicar por qué y cómo los seres humanos formamos comunidades, nos comunicamos, y nos comprendemos o no .
Son sólo, Javier Peña, algunas de las observaciones que se me ocurren a propósito de tu frase: “he llegado a la conclusión de que no existe el blanco o el negro a la hora de valorar a un ser humano”. Y sí, tengo más ocurrencias. Algunas, incluso, tienen que ver con las que hoy expongo en tu post “La EMPATÍA”.

Desde Plutón,
Gracias por acompañarme hasta aquí. :-)

Un abrazo, Javier Peña. Me parecen muy interesantes las reflexiones que compartes con nosotros.
Cambiando de tema: ¿Qué tal las novedades que nos anunciaste? El lunes, ¿bien? Te lo deseo muy sinceramente. ¡Adelante!¡Adelante, Javi!

Saludos, Presentes y Una Sonrisa. ¡Que este día sea muy lindo!


Con afecto,
Fdo: Sucette D´Ment.

javier peña dijo...

Hola Sucette, muy oportuno tu comentario, estoy completamente de acuerdo con él y complementa sabiamente lo que yo apuntaba. En cuanto a lo que preguntas, ya estoy apuntado a inglés, hoy lo haré en el gym y bueno, vamos poco a poco. NO iré a Vitoria porque una amiga viene a pasar el finde a Madrid y hemos decidido "quemar" la noche jejeje. Un abrazo

Anónimo dijo...

Sucette D'Ment, lo has clavado.

Añado una frase de Jung: "Lo que más nos irrita de los demás, es aquello que puede conducirnos a un mejor entendimiento de nosotros mismos".

Abrasivos abrazos.